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Feliz fiesta a todos
«Renueva, Señor, en tu Iglesia, el espíritu con el que colmaste al obispo san Agustín, para que, llenos de este mismo espíritu, sólo tengamos sed de ti, fuente de la verdadera sabiduría, y sólo te busquemos a ti, autor del amor eterno» (Oración propuesta en el breviario para la fiesta (solemnidad) de san Agustín). (Oración propuesta en el Breviario para la fiesta (solemnidad) de san Agustín).
Ha sido un verano caluroso aquí en Roma y acabo de volver del Congo (visita canónica) donde hacía fresco, así que se nota mucho la diferencia. Los hermanos de la comunidad de Roma empiezan a volver. Algunos de vacaciones, otros de un retiro y otros de un poco de descanso después de la peregrinación a Lourdes. Llegan noticias de todas partes, con informes de reuniones, sesiones, asambleas... Es algo bueno. No me cabe duda de que estos diversos encuentros y sesiones reflejan la buena voluntad de avanzar en nuestro camino como familia religiosa. Mi oración es que todos estos esfuerzos estén motivados por la sed de Dios, fuente de la verdadera sabiduría y autor del amor eterno.
La celebración del 28 de agosto es una ocasión para volver a esta sabiduría, a este amor. Sé que muchos de vosotros celebráis el aniversario de vuestra primera profesión religiosa en la fiesta de san Agustín. Que esta celebración renueve nuestro compromiso y nuestra búsqueda de lo que no pasa. Es un reto, y no menor, en un mundo en el que la búsqueda de «las cosas de arriba» parece ser cosa del pasado.
La búsqueda de lo que está mal puede ser larga, muy larga. Pero cuando Dios mismo es la fuerza motriz, no tenemos motivos para desanimarnos. Nuestras opciones se dirigirán hacia Él porque Él nos hará libres. Siempre he pensado que el propósito de la formación es también éste: hacernos libres para tomar buenas decisiones. «La verdad os hará libres». Estas palabras proceden del Evangelio según San Juan (Jn 8,31-33). En este pasaje, Jesús se dirige a los judíos que creyeron en él. Me imagino que Jesús les estaba llamando a seguirle, y sabía que estas personas necesitaban ayuda para convertirse en sus verdaderos discípulos. Y según Jesús, esa ayuda consistía en exponerles la Verdad.
Así que sólo quiero desearos una muy feliz fiesta de San Agustín. Que, dondequiera que estéis, estéis llenos del espíritu que hace insaciable la sed de Dios. Al comenzar un nuevo año pastoral y para los años venideros, impregnémonos de este espíritu que nos hará decir con san Agustín: «Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». ¡Feliz fiesta!
P. Ngoa Ya Tshihemba